Familiares recordaron con música de mariachi a sus seres queridos.
Por Marielos Román , Emanuel Boquín
Migueleños y ahuachapanecos abarrotaron cementerios municipales para enflorar a sus seres queridos
En el marco del Día de los Fieles Difuntos, cientos de migueleños han visitado el cementerio general del municipio para poder enflorar las tumbas donde se encuentran los restos mortales de sus seres queridos. Yesenia López aseguró que es un tradición que mantienen en su familia cada año y siempre acostumbran visitar la tumba de su abuelo, quien falleci hace 8 años. Llegan desde la mañana, explicó, para pasar la mayor parte del tiempo posible al lado de su abuelo. "Es algo que hacemos siempre. Venimos, enfloramos y nos quedamos al menos unas 2 o 3 horas aquí, ahora que podemos, pues durante la pandemia no podíamos estar mucho tiempo", dijo, recordando las restricciones que se impusieron para estas fechas en 2020 y 2021.
De igual manera, Ricardo Membreñ visita todos los años la tumba de su madre, fallecida hace 10 años. Aunque pase el tiempo, aseguró que sigue extrañando su compañía. "No es la mismo ya sin ella, por eso es importante que valoren y cuiden a sus madres los que todavía la tienen viva. No saben la falta que hacen después", afirmó. Moisés Ramos, gerente de cementerios, manifestó que la municipalidad contabilizó entre 75,000 y 100,000 personas en este cementerio, el 1 y 2 de noviembre, por eso mantuvieron diferentes controles de seguridad y limpieza, previo y durante las actividades, con el fin de garantizar el bienestar de todas las personas que visitan el camposanto para estas fechas
"Verificamos el control de que no se ingresen floreros donde se pueda almacenar agua y ser criaderos de zancudos, verificando los cambios de pintura de los primeros 4 cuadros para protección de estos. También estamos preparados para atender cualquier emergencia que se pueda dar , afirmó. Agregó que solo habilitaron dos accesos al cementerio, uno en la entrada principal sobre la Avenida Roosevelt y el otro sobre el portón sur, ubicado sobre la Calle Chaparrastique.
Los ahuachapanecos también continúan la tradición
Centenares de personas se dieron cita desde la 6:00 a.m. al cementerio municipal de Ahuachapán este 2 de noviembre, a enflorar a sus seres queridos, pero con el paso del tiempo, la fila de personas queriendo entrar al camposanto se volvió kilométrica, y la 5ª calle poniente, que conduce desde el parque La Concordia hasta el panteón, se vio abarrotada durante todo el día.
Y aunque después de dos años no hubo restricciones para que las personas ingresaran al cementerio, personal del Ministerio de Salud y de la Cruz Roja Salvadoreña estuvieron en la entrada principal distribuyendo alcohol gel, lo que ayudó a que las personas entraran ordenadas en una fila única.
“A pesar que este año no se aplicó protocolo se habilitó una única entrada y varias salidas para una mejor fluidez de las personas en el cementerio. Este año se celebró, dentro de lo que cabe, de una manera normal”, explicó José Figueroa, del área de recuperación de mora del cementerio municipal.
En el camino, antes de ingresar al cementerio, las personas aprovechaban para comprar variedad de flores que emprendedores ahuachapanecos ofrecían a su paso, desde las tradicionales flores de nylon y listón, hasta arreglos más sofisticados, como coronas, cruces, y canastas, en su mayoría, todo artificial, ya que está prohibido el ingreso de depósitos con agua, para prevenir enfermedades.
Al entrar al camposanto, personas que trabajan limpiando y pintando tumbas se pusieron a las órdenes de quienes se dirigían a enflorar a sus seres queridos, “para que quedara bien bonita”, decían. Al mismo tiempo, grupos de mariachis ofrecían “a buen precio”, un combo de canciones para dedicar y recordar a los ya fallecidos.
Johana Caballero viajó desde Estados Unidos junto a sus hermanos y demás familiares para enflorar a su mamá Rossana María Castillo, quien falleció el 2 de noviembre del año pasado. Y al son de “Mujeres Divinas” y otras canciones de mariachi, lágrimas y mucha melancolía, decoraron su tumba.
“Nuestra madre falleció hace exactamente 1 año, ella estaba enfermita, mis hermanos y yo vinimos a su entierro y hoy nos hacemos presentes otra vez. Sabemos que ya está en un mejor lugar, pero acá se les extraña demasiado, la verdad duele mucho su partida”, lamentó Caballero.
Por su parte, Adilia Castaneda contó que después de dos años finalmente pudo ingresar a ver la tumba de su hermano Miguel, ya que debido a su edad por los protocolos covid-19, no la dejaban entrar. Lamentó que encontró la tumba en medio de la maleza y el olvido.
“Gracias a Dios pude entrar este año y ya la aseamos, pintamos y dejamos bonita. Me dio sentimiento verla tan maltratada, porque por mucho que pasan los años, uno no olvida a sus familiares que ya fallecieron”, indicó la mujer.
En el cementerio, el padre Óseas Borja, ofició una misa dedicada a todos los fieles difuntos.
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